El paso a dos de Le Corsaire es uno de los más famosos del repertorio clásico, aunque su origen y posibles interpretaciones resultan confusos. Forma parte de la segunda escena del primer acto y debe su fama mundial a la interpretación de Rudolf Nureyev y Margot Fonteyn en 1962. Con el torso descubierto, Nureyev encarnaba al esclavo Alí, mientras que Fonteyn se metía en la piel de Medora. La variación masculina está plagada de saltos y piruetas, siendo uno de los solos más interpretados en las competiciones de ballet de todo el mundo.
En 2017, Craig Davidson fundó el colectivo de artistas Creative Arts Davidson y su primer proyecto fue la coreografía Lightness of Being, cuyo elenco original estuvo formado por Melissa Hamilton y Fabien Voranger, del Dresden Semperoper Ballett.
Estrenado en 1953 para la representación anual de la escuela del Teatro Bolshoi, es un paso a dos de dos minutos de duración, creado con la intención de mostrar el virtuosismo de la escuela soviética del ballet y que se ha convertido en una pieza habitual de los repertorios de galas de estrellas.
¿Bach off? ¿O Bach on? Esta nueva pieza del coreógrafo Jacopo Godani, extraída de una pieza original completa, no solo plasma uno de los tesoros de Occidente como es la música barroca, la cual no ha perdido su magia hasta nuestros días, sino también de las múltiples posibilidades de interpretar y animar una pieza musical clásica en un nuevo «instrumental».
BACH OFF! vive de los contrastes, pero también de una sorprendente comunidad de fondo, donde los movimientos individuales de las suites para violonchelo de Bach, se encuentran con movimientos geniales, angulares y geométricos que formulan su propia respuesta a las refracciones, reflejos y simetrías de la música de Bach, como si fuesen estructuras fractales, en caleidoscópicas y origamis, provocando así que las simetrías se formen y se rompan de nuevo.
La presencia silenciosa de las almas gemelas es elemental, un apoyo moral y físico de los momentáneamente expuestos. Sin poder verse, sin poder tocarse, pero sin dejar de sentirse.
Creado en 1984 por Maurice Béjart para Luciana Savignano, este solo fue popularizado por Sylvie Guillem como parte de su repertorio habitual de galas de estrellas.
Creada por Katarzyna Kozielska para el entonces bailarín principal del Het Nationale Ballet de Ámsterdam Daniel Camargo, esta pieza fue estrenada en una gala en Praga en 2015.
Dúo coreografiado por Wayne McGregor, se estrenó como parte del programa Live From Covent Garden, primer espectáculo en directo en la Royal Opera House después del confinamiento. McGregor creó la pieza para Francesca Hayward y César Corrales bajo los condicionantes del distanciamiento social que se requería en el momento.
«Mi coreografía es bastante lenta, muy lírica, muy fluida… César tiene una forma de moverse como la de una pantera, y Frankie tiene esa facilidad, esa elasticidad, que me encanta. Es un dúo íntimo, tranquilo, y espero que sea un momento crudo y conmovedor de conexión», explicó el coreógrafo en su estreno.
Paso a dos extraído del ballet sobre el pintor Caravaggio, creado en el 400 aniversario de la muerte del maestro barroco. Como si fueran cuadros vivientes, Mauro Bigonzetti recorre a grandes rasgos los momentos clave de la vida y obra de Caravaggio.
Tras tres estrepitosos fracasos, la cuarta versión de El lago de los cisnes se convirtió en un éxito desde su estreno en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo en 1895.
En el terreno dancístico, parte del éxito radica en el rol dual –Odette, cisne blanco frente a Odile, cisne negro-, cuya primera artífice fue Pierina Legnani. Y también fue dual el apartado de la creación, siendo Marius Petipa autor de los actos I y III, y Lev Ivanov, de los actos II y IV.
Este paso a dos forma parte del acto III y en él, Odile, el cisne negro, engatusa al príncipe Siegfried hasta arrancarle una promesa de amor eterno.